domingo, 1 de diciembre de 2013

Epístola a los corintios escrito por el mismo que escribió romanos y que es San Pablo de tarso

Primera epístola a los corintios

Pablo de Tarso según una representación en el monasterio de Stavronikita, en el Monte Athos.
La Primera epístola a los corintios (abreviado 1 Co) es un libro del Nuevo Testamento de la Biblia. Es una carta escrita por Pablo de Tarso a la comunidad cristiana o Iglesia de Corinto.
Fue escrita desde Éfeso1 cerca del tiempo de la Pascua en el tercer año del viaje de Pablo allí,2 sobre el año 57 después de Cristo, cuando planeaba visitarMacedonia para más tarde regresar a Corinto.
Este libro trata sobre Pablo, quien mandaba cartas a los lugares que visitaba para recomendarles cosas. En este capítulo habla de las cartas que escribió.

Contexto histórico[editar · editar código]

La formación de las primeras comunidades cristianas se encontró con la cuestión de armonizar a los cristianos de origen judío y los de origen pagano. Las tensiones entre estos dos universos culturales se dejó notar en cuestiones de todo tipo, algunas teóricas y otras tan prácticas como la licitud de ingerir carnes sacrificadas a los ídolos y que Pablo responderá en esta epístola.

Las epístolas[editar · editar código]

El Nuevo Testamento contiene 14 epístolas paulinas de las que 7, entre ellas la 1 Co, se consideran auténticas. Dichas epístolas y los hechos de los apóstoles es todo el material escrito del que se dispone para reconstruir la vida y el pensamiento de Pablo.
Que las epístolas de Pablo eran difíciles se afirmaba ya en la segunda epístola de Pedro.3
...nuestro amado hermano Pablo os escribió conforme a la sabiduría que le fue concedida. En todas sus epístolas hay puntos de difícil interpretación que hombres indoctos e inconstantes pervierten.

Autor y datación[editar · editar código]

La Primera epístola a los Corintios (=1 Co) fue escrita en Éfeso, donde, según Hch 20.31, Pablo vivió tres años, probablemente entre el 54 y el 57. Mientras estaba allí, los creyentes de la congregación le hicieron llegar, posiblemente por conducto de Estéfanas, Fortunato y Acaico (cf. 16.17), algunas consultas, a las que respondió con la presente carta (cf. los pasajes que comienzan en 7.1, 25; 8.1, y también 10.23; 11.2; 12.1; 15.1).

La iglesia de Corinto[editar · editar código]

Corinto en Grecia, lugar de la Iglesia de Corinto.
A pesar de no pertenecer a la Pentarquía,4 la Iglesia de Corinto es una de las más conocidas. Debe su fama a las dos epístolas que le remitió San Pablo y a la que le ha enviado Clemente de Roma.

Contenido[editar · editar código]

Capítulo I[editar · editar código]

Comienza la epístola con una extensa salutación. Extensa, se entiende, en términos actuales pero habitual entre los escritores antiguos, más proclives a recrearse en los prolegómenos.
Pablo, llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo Jesús y Sóstenes, hermano, a la iglesia de Dios en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos..(1:1-3)5
En este saludo, Pablo dice de sí mismo que es apóstol por la voluntad de Dios, aludiendo a su tardía y atípica conversión. Pablo era un extraño en la comunidad apostólica ya que no pertenecía a los doce ni a sus discípulos más inmediatos. Al no recibir de ellos la encomienda apostólica, Pablo se convirtió en un factor inopinado y decisivo de la expansión del cristianismo.
Después de una alabanza de las virtudes de la comunidad de Corinto (1:4-9), añade: he sabido por Cloe que hay discordias entre vosotros, señalando así el eje argumental de la epístola.
A continuación, disimulada tras un apunte biográfico, desarrolla una pieza doctrinal que será un lugar común de la teología posterior. Se trata de la extrañeza entre la sabiduría del mundo y la sabiduría de Dios. Al respecto esta es la cita más conocida:
Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de los inteligentes. 1:1-196
Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos... 1:1-22 y 237

Capítulo II[editar · editar código]

Este capítulo hace mención al fundamento de la fe cristiana, y Pablo enseña donde debe estar basada esta fe. Aunque Pablo era un hombre muy sabio y elocuente en lo que respecta a la exposición de las sagradas escrituras, él se propuso no predicar entre los corintios con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino más bien con demostración del Espíritu y el poder de Dios. Lo que Pablo quería dejar claro, es que la salvación del hombre no depende de su sabiduría, ni de su habilidad para alcanzarla, sino que esta ha de obtenerse por el infinito poder de Dios en su sola soberanía.

Capítulo V[editar · editar código]

A pesar de mentarse como primera epístola, no debe ser así, según afirma Pablo: que ya os escribí otra carta (1 Co 5,9).

Capítulo VI[editar · editar código]

Este capítulo habla de hacer recapacitar que los injustos no entraran en el reino de los cielos si no recapacitan y dejan el pecado.
1¿Cómo se atreve alguno de vosotros, teniendo un asunto contra otro, a ir a juicio delante de los injustos y no, más bien, delante de los santos? 2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar pleitos tan pequeños? 3 ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más las cosas de esta vida! 4 Por tanto, en caso de haber pleitos con respecto a las cosas de esta vida, a los que para la iglesia son de poca estima, ¿a éstos ponéis para juzgar? 5 Para avergonzaros lo digo. Pues, ¿qué? ¿No hay entre vosotros ni un solo sabio que pueda juzgar entre sus hermanos? 6 Pero hermano va a juicio contra hermano, ¡y esto ante los incrédulos! 7 Sin lugar a duda, ya es un fracaso total para vosotros el que tengáis pleitos entre vosotros. ¿Por qué no sufrir más bien la injusticia? ¿Por qué no ser más bien defraudados? 8 Sin embargo, vosotros hacéis injusticia y defraudáis, ¡y esto a los hermanos! 9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, pero ya sois santificados, pero ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.

Capítulo VII[editar · editar código]

Expone la doctrina del matrimonio. En los versículos del 1 al 9 diríamos que los temas son: la responsabilidad conyugal mutua, se deja en claro que cada uno le pertenece al otro, y que ambos no pueden negarse a no ser por mutuo consentimiento y con algún propósito específico. El otro tema es el celibato, lo trata a nivel de consejo, aquellos que no se han casado que puedan permanecer así, y los que enviudaron que no busquen casarse nuevamente; siempre y cuando puedan permanecer de esa manera sin pecar.
Es bueno para el hombre no tocar a una mujer, por lo tanto, digo a los solteros y a las viudas que es bueno para ellos soportarlo así como yo. Pero si no pueden contenerse, que se casen, porque es mejor casarse que arder
Algunos afirman que el apóstol Pablo era de esta idea porque tenía el regreso del Señor Jesucristo como inminente, por tanto era mejor concentrarse en asuntos del Evangelio en esos «últimos tiempos» antes que en asuntos de pareja.
Del versículo 10 al 24 se trata el tema del divorcio. Este siempre ha sido un tema bastante conflictivo. En los versos 10 y 11 es claro que lo que el Apóstol aconseja es permanecer juntos, aún afirma que aquel que sufrió una separación debe permanecer sin casarse; en este caso ambos son creyentes. El conflicto está en el versículo 15, donde el matrimonio es mixto, uno creyente y otro no. Pablo ha dejado claro que el creyente debe procurar no separarse en los matrimonios mixtos. El asunto está cuando es el no creyente el que decide divorciarse, sin lugar a dudas esta persona se divorcia para volverse a casar, ¿qué debe hacer el creyente divorciado?, ¿es para él el mandato de Pablo de I Co. 7:11 "y si se separa, quédese sin casar". Algunos pensadores bíblicos no nos dicen nada y enrumban sus comentarios por la posición conservadora... quédese sin casar, otros toman el texto de I Co. 7:15 pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre y se interpreta que esto abre la puerta a volverse a casar si el cónyuge no creyente lo hace.

Capítulo VIII[editar · editar código]

El capítulo VIII trata una cuestión que preocupaba en las comunidades cristianas. Era dicha cuestión si se podía comer carne sacrificada a los ídolos. Casi todas las comunidades notaban la tensión entre sus miembros pagano-cristianos y sus miembros judeo-cristianos. Por el sólo hecho de provenir de culturas diferentes tenían ya perspectivas diferentes. Comer carne sacrificada a los ídolos era para los paganos una cuestión cotidiana y nada problemática. No así para los afectos al judaísmo a quienes su ley se lo prohibía expresamente.

Capítulo XIII[editar · editar código]

Se trata de uno de los capítulos más populares de la biblia a causa de la encendida defensa del amor como fuerza fundamental del cristianismo. Es una lectura de referencia en la celebración del matrimonio cristiano.
«El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.»
1 Corintios 13,4-7.

Capítulo XIV[editar · editar código]

En este capítulo el apóstol Pablo aborda un tema tan controvertido como la profecía así como el orden del desarrollo de la reunión de culto. Desde el primer versículo Pablo sirve la polémica tras darle un grado de importancia ( μᾶλλον mayor grado en griego) superior, al menos en este momento, a lo profético que incluso al amor o a los dones espirituales, temas que casualmente ha tratado en capítulos anteriores.
En el transcurso del capítulo el escritor intenta esclarecer la importancia de la profecía, así como establecer una clara diferencia de propósitos entre el profetizar y el hablar en lenguas. Tras abordar estos temas místicos, el apóstol decide enmarcar el funcionamiento de estos, en un fluir ordenado para que sea de provecho y no para confusión para la iglesia.
Pablo acaba el texto haciendo una mención a la actitud de las mujeres en la reunión de los santos y resumiendo todo el capítulo en los dos últimos versículos.

Notas[editar · editar código]

  1. Ir a 1Corintios 16:8
  2. Ir a Hechos 19:10Hechos 20:31
  3. Ir a 2Pe 3:15-16
  4. Ir a La pentarquía estaba formada por las Iglesias de Roma, Jerusalén, Antioquía, Alejandría y Constantinopla.

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