Después de más de dos décadas de investigación y desarrollo, la prótesis de retina Argus II ha recibido la aprobación de la Comunidad Europea para su uso clínico y comercial. La gente cegada por determinadas enfermedades oculares degenerativas tendrá la opción de comprar un implanteque puede restaurar su visión, al menos parcialmente. De este modo, la prótesis retinal Argus IIse transforma en un ojo biónicohecho realidad, naciendo como una esperanza para millones de personas alrededor del mundo que padecen de enfermedades oculares irreversibles.
"Esto marca el comienzo de una era en la que la vista se restablecerá a niveles cada vez más asombrosos", dice Robert Greenberg, presidente y CEO de Second Sight, la compañía de California que desarrolló el dispositivo. Por su parte, Walter Wrobel, director general de Retina Implant AG de Alemania, una empresa que está llevando a cabo ensayos de un producto similar en varios países, afirma que esta aprobación es una esperanza muy emocionante para cientos de miles de personas que sufren de enfermedades oculares como la retinitis pigmentosa. El dispositivo de Second Sight, elArgus II, costará alrededor de 85 mil Euros y estará disponible sólo a través de un pequeño número de clínicas en Suiza, Francia y el Reino Unido. Además, la compañía espera recibir la aprobación de la Food and Drug Administration de Estados Unidos el año próximo.
En el sistema Argus II, una cámara montada en un par de gafas captura las imágenes y las señales procesadas, de manera efectiva, son transmitidas de forma inalámbrica a un chip implantado cerca de la retina. Estas señales se envían a una matriz de electrodos implantados que estimulan las células de la retina, produciendo la luz en el campo de la vista del paciente. El proceso funciona muy bien para las personas con retinitis pigmentosa ya que esta enfermedad daña sólo a la propiedad de detección de luz de los foto-receptores que existen dentro del globo ocular, dejando el resto de las células de la retina con una funcionalidad saludable. Hasta ahora, el Argus II puede restaurar sólo una parte limitada de la visión. "Los pacientes pueden localizar y reconocer objetos simples, ver a la gente frente a ellos, y seguir sus movimientos", dice Greenberg. "Encuentran las puertas y ventanas cuando están frente a ellas, pueden seguir una línea continua al caminar y, en el mejor de los casos, logran leer letras grandes lentamente".
Seguro y convencido de que la llegada de este dispositivo al mercado es un logro muy importante, Zrenner Eberhart, director del Instituto de Investigación Oftalmológica de la Universidad de Tübingen en Alemania y fundador de Retina Implant AG, estima que el tipo de visión que puede ofrecer el Argus II puede resultar algo limitada ya que cuenta con una densidad de 60 electrodos dentro del implante. Zrenner comenta que está desarrollando un dispositivo para los implantes de retina que tiene más de 1.500 electrodos y captura imágenes con fotodiodos sensibles a la luz en un chip dentro del ojo, en lugar de con una cámara externa, como hace Argus II. "Tiene fotodiodos sensibles a la luz situados en el marco derecho de la retina, justo en el lugar de los foto-receptores, que han sido degradados por la enfermedad, y por lo tanto, el sistema no necesita de una cámara exterior"
En un ojo sano, los foto-receptores, bastones y conos que se encuentran en la retina, convierten la luz en pequeños impulsos electroquímicos que se envían a través del nervio óptico hacia el cerebro donde estas señales son decodificadas en imágenes. Si los foto-receptores dejan de funcionar correctamente el primer paso en este proceso se interrumpe y el sistema visual no puede transformar la luz en imágenes. La prótesis retinal Argus II se encarga de hacer el trabajo que los fotorreceptores, dañados por completo, han dejado de realizar. Una cámara de video en miniatura, ubicada en unas gafas especiales que debe utilizar el paciente, capta una escena. El vídeo se envía a un pequeño ordenador (Unidad de Procesamiento de Video – VPU) donde se procesa y se transforma en las instrucciones que se envían de nuevo a las gafas a través de un cable. Estas señales se transmiten de forma inalámbrica a un receptor ubicado dentro del implante. Las señales se envían a una matriz de electrodos que emite pequeños impulsos de electricidad. Estos pulsos estimulan a las células sanas de la retina y transmiten la información visual a lo largo del nervio óptico hasta el cerebro, creando la percepción de patrones de luz. De este modo, con el ojo biónico Argus II, recuperarse de una ceguera comienza a ser una realidad cada vez más cercana.
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