martes, 9 de septiembre de 2014

“Hay padres gay mediocres, así como hay heterosexuales mediocres”

Semana.com: Los colombianos están enfrascados en un debate sobre la conveniencia de que las parejas homosexuales adopten niños. Usted lleva tres décadas estudiando miles de casos. ¿Qué puede decir?

David Brodzinsky: Este es un tema político caliente en muchos países, no solo en Colombia. Y tiene que ver con los valores culturales. Pero creo que hay un insumo importante para cualquier discusión: tres décadas de investigación científica seria permiten concluir que no hay diferencia alguna. ¡Ninguna! Miles de estudios demuestran que un niño criado en un hogar de padres heterosexuales no crece mejor ni peor que en el hogar de una pareja homosexual. Hay padres gais mediocres, así como hay padres heterosexuales mediocres.

Semana.com: ¿Pero de veras es bueno para un niño pasar sus primeros años de vida en un ambiente donde hay dos personas del mismo sexo?

D. B.: Hay estudios excelentes en Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Europa, y la conclusión es que un hogar gay no produce ningún daño.

Semana.com: ¿Pero un niño adoptivo criado en una familia homosexual no la va a tener muy difícil en su vida social?

D. B.: Ese es el foco del problema. Mucha gente lo usa para atacar a las familias gay, lo cual es injusto. Lógicamente, tu desarrollo personal siempre va a depender del lugar donde crezcas. Yo, por ejemplo, vivo en San Francisco y sé que aquí un niño adoptivo de una familia gay no tendría absolutamente ningún problema. Pero hay lugares más conservadores donde sería objeto de odio, de discriminación e, incluso, de matoneo y crimen.

Semana.com: Colombia es un país con una legislación liberal, pero con una sociedad que se aferra a la tradición. ¿Conocía casos como este?

D. B.: Claro. Ustedes son más comunes de lo que creen. Vea el caso de España. Es muy similar. Allá la constitución les permite a las parejas gay casarse y criar niños desde 2005, pero la actitud de la sociedad hacia los gay no ha cambiado mucho.

Semana.com: ¿Cuáles son hoy por hoy los problemas más profundos de la adopción?

D. B.: El hacerla ética y, a la vez, popular. Yo sé que en Colombia todavía se manejan prácticas adoptivas muy cuestionables. Y eso debe cambiar. Solo así será posible convencer a quienes hacen las leyes que adoptar debe ser algo libre de tecnicismos y burocracias y así mismo una necesidad urgente de la sociedad.

Semana.com: ¿Por qué debería un colombiano adoptar?

D. B.: En este país hay miles de niños rezagados que viven en ambientes institucionales que no les sirven para desarrollarse. Son niños que se mueven de una casa a otra, de una familia a otra, o que muchas veces no tienen siquiera un círculo de gente que puedan ver como una familia. Ustedes necesitan hacer esfuerzos para visibilizar a esos niños y para explicarle a la gente que, a pesar de haber tenido experiencias difíciles en los primeros años de sus vidas, ellos necesitan ayuda. Hay que humanizar a esos niños, y para eso necesitan líderes. Solo así podrán poner fin a un largo historial de daño infantil.

Semana.com: Colombia anda en medio de unas negociaciones de paz. ¿Es posible pensar que adoptar niños víctimas de la guerra podría ayudar en un eventual posconflicto?

D. B.: La sociedad tiende a creer que los niños están bien si los dejamos en orfanatos. Pero la verdad es que muchos de ellos llegan a la edad adulta sin haber tenido una conexión familiar, y eso los hace objetivos perfectos para el reclutamiento en grupos ilegales de cualquier tipo. Las guerrillas, por ejemplo, el reclutar a estos niños se convierten en una familia para ellos. Yo pienso que tendría muchísimo sentido enviar un mensaje a los colombianos que recuerde cuántos niños están necesitados de estabilidad en sus vida y que le explique a la gente cómo puede cambiar eso. Así podrán reducir el estrés que vive su sociedad y prevenir problemas.

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