"Él no recuerda muchas cosas, pero dice que cuando vio que se prendió la buseta, cogió a un niño de 4 años que llevaba en las piernas y lo tiró por la ventana, junto con su hermanito". (Lea también: La tragedia que se ensañó contra los niños de Fundación)
"Luego vio a otro niño que se quedó atrancado en la ventana mientras intentaba tirarse y le dijo: 'Yo te empujo a ti, y cuando caigas y yo esté atrancado, me coges de aquí –señalándose el cuello- y me halas, que yo caigo". Así lo narra Rosa María Rojano, la madre de Juan David, de 10 años, uno de los menores sobrevivientes del incendio del bus de Fundación y hoy considerado un héroe por haber salvado la vida de otros niños y resultar herido. (Vea imágenes de los homenajes a los niños fallecidos)
Al caer, a Juan David se le dobló la muñeca izquierda y se golpeó la frente con una botella de vidrio que estaba en el piso. Apenas tuvo tiempo de reponerse de la caída y salir corriendo hacia la casa de su abuela, en donde vive hace algún tiempo, pues su madre decidió dejarlo en Fundación para que estudie, pues en Sábanas de San ángel, municipio vecino, donde reside la familia, no hay posibilidades de educación.
El martes, el niño fue trasladado desde el Hospital San Rafael de Fundación hacia Santa Marta, luego de que su madre les contó a los médicos que el pequeño tiene lagunas mentales por el golpe en la frente que se dio al caer del bus. Allí le están haciendo estudios para descartar cualquier trauma de gravedad.
Ahora, Rosa María espera que su niño se restablezca completamente y vuelva a la normalidad.
La tristeza de Fabio
Es el mismo deseo que abriga Fabio Alonso, padre de dos niñas heridas. Cuando se enteró de la explosión del bus en Fundación, bajó corriendo de Cerro Azul, zona cafetera en donde se desempeña como labriego. Cuenta que todos los días recorre a pie el trayecto ida y vuelta desde su casa hasta su lugar de trabajo en 3 horas y media.
Al escuchar la noticia de la gravedad de sus hijas, de 6 y 8 años, solo tardó dos horas en bajar. Cuenta que al llegar, la multitud estaba adueñada de su casa, y su hermano, quien lo había llamado un par de horas antes para avisarle del hecho, se lamentaba junto a otros familiares por la muerte de su hija Yireth, de 6 años.
Supo que el abuelo de las niñas llegó a socorrerlas a ellas y a otros niños y alcanzó a salvarlas. Ambas estaba abrazadas, María Fernanda trataba de amparar de las llamas a su hermanita menor.
María Fernanda es una de las niñas que se encuentran internadas en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, en donde se mantiene con respiración artificial debido a las quemaduras en las vías respiratorias, producto de la inhalación de humo y aire caliente. Sileynni, de 10 años, también se encuentra bajo los cuidados de los médicos especialistas debido a quemaduras de segundo grado, desnutrición, deshidratación, quemaduras en vía respiratoria y una neumonitis química que le produce dificultad respiratoria.
Fabio dice que era la primera vez que sus hijas asistían a la reunión religiosa a la que fueron los niños transportados en el bus del accidente. Aclara que ellos no pertenecían a esa congregación religiosa. "Yo no soy evangélico –dice–. Yo no soy aleluya".
DANIELA CÁRDENAS SEOANES
Especial para EL TIEMPO
Santa Marta
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