Buena noticia de norte de Santander Colombia
Herrán, el pueblo de paz que lleva once años sin muertes violentas
Diez policías son los encarg (...).
En el municipio de Norte de Santander las autoridades tampoco registran casos de robos o extorsiones
Por: CAROLINA RINCÓN RAMÍREZ
8:34 pm | 21 de Mayo del 2014
Pocos habitantes de Herrán, en Norte de Santander, recuerdan el nombre de la última persona que mataron en ese municipio. La vida es tan tranquila aquí, que el poblado de 4.500 habitantes es custodiado por apenas diez policías.
La violencia no los espanta. Cuando se les pregunta los vecinos del pueblo apenas se animan a decir, mirando lejos, que el último crimen "ocurrió hace mucho tiempo", sin precisar muy bien la historia. Se dice que fue un hombre a quien balearon paramilitares.
Hasta el sepulturero del municipio, Marcos Pabón, asegura que poco se sabe de la historia de la última muerte violenta. Y en los registros de la oficina local de la Registraduría se evidencia que el último crimen ocurrió el 28 de marzo del 2003.
A las 11:00 a.m. del jueves pasado, un día soleado en Herrán, Pabón caminaba por las callejuelas del camposanto local buscando la tumba de Carlos Solís Bautista, quien fue asesinado en aquel marzo del 2003. El guardia señala la fecha y luego indica que desde entonces, hace once años, en Herrán la gente solo muere de vejez o enfermedad.
Su labor como sepulturero desde hace tres años, la misma que tiempo atrás desempeñó su padre, la combina con el oficio de la albañilería, porque según él, no llega "trabajito" al cementerio que cuida.
"Desde que estoy no he recibido una persona que haya perdido la vida por causa de la violencia. Casi no hay trabajo a la semana. Yo solo vengo, hago aseo y estoy pendiente de las tumbas", dijo Pabón Santos.
Marcos Pabón asegura que solo va al cementerio para hacerle aseo a las tumbas / Foto: Carolina Rincón/EL TIEMPO.
Y según el alcalde Hernando Cely Mogollón, las autoridades tampoco tienen registros recientes de robos ni extorsiones.
El pueblo con 102 años de historia es de clima templado. Está ubicado en la frontera con Venezuela, tan solo 10 kilómetros lo separan de Las Delicias, un poblado en jurisdicción del municipio Rafael Urdaneta, en el estado Táchira (Venezuela).
A los vecinos los preocupa más la falla geológica que afecta a 40 casas del casco urbano del municipio y que ha obligado a demoler varios edificios oficiales, que la violencia que afecta a otras poblaciones de la región.
Pese a su ubicación geográfica, en Herrán no se registran fenómenos como el contrabando o la disputa entre bandas criminales por el poder territorial, como se vive en otros puntos del eje limítrofe.
Aunque en alguna época al igual que otras zonas del país el poblado llegó a ser escenario de acciones violentas protagonizadas por grupos guerrilleros y posteriormente por las autodefensas, las autoridades aseguraron que hoy es territorio de paz.
Antonio Jaimes, de 70 años de edad, se considera uno de los inquilinos más antiguos de Herrán. Casi a diario en horas de la mañana pasea por la plaza principal y se sienta en las sillas que miran hacia la iglesia San Antonio de Padua, desde ahí también contempla el imponente cerro del Narigueto, que surca la línea divisoria con el hermano país.
"Aquí no se escucha que robaron a alguien, o que hubo una pelea. Todos nos conocemos, somos solidarios, pero sobre todo hay confianza", afirma este habitante, quien con la autoridad que le dan los años habla de la historia de su pueblo y de la raza "herranense", que cataloga de pacífica por tradición.
"Aquí se ha logrado consolidar un ambiente de paz en la comunidad y que va de la mano con la Policía", manifestó el comandante de la Policía de Norte de Santander, coronel Eliécer Camacho. Otros municipios de este departamento que se suman a las estadísticas favorables son Mutiscua y Cácota, cada uno con seis años sin muertes violentas.
El oficial señaló que la ejecución de procesos de prevención y educación, la aplicación del plan nacional de vigilancia comunitaria por cuadrantes complementada con labores de investigación criminal, patrullajes constantes con registros de personas y el acercamiento inquebrantable con la comunidad, han sido piezas indispensables en el fortalecimiento de la convivencia y la seguridad en esos sectores.
La presencia de la institución en Herrán se refuerza con trabajo comunitario, a través de proyectos productivos adelantados en conjunto con estudiantes y padres de familia de instituciones educativas, como el Centro Educativo Bagabal.
Uniformados con estudios técnicos agropecuarios en el Sena, acompañan el desarrollo de estos planes brindando el acompañamiento técnico y el suministro de implementos para el desarrollo de los cultivos.
"Empezamos a construir con material vegetal para la producción de hortalizas como la zanahoria, espinaca, cilantro y lechugas. En tres meses, cuando se dé la producción, rotamos los cultivos, cuya cosecha es utilizada en el restaurante escolar para el mejoramiento de la alimentación de los estudiantes", señaló Martha Espitia, docente del centro educativo.
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